Abelmoschus esculentus es una planta fanerógama tropical de fruto comestible, originaria de África y perteneciente a la familia de las malváceas. Es conocida con los nombres de quimbombó, quingombó, gombo, molondrón, ocra, okra[1] o bamia, candia en Cuba, Venezuela, Colombia y Senegal, en México se le llama también abelmosco[2] y en Perú se le conocía como ñajú.[3]
Es una planta anual o perenne de porte erguido. Su robusto tallo central puede alcanzar los 1,75 m de altura y hasta 3 m en zonas tropicales. Generalmente desarrolla ramas que nacen de las axilas de las hojas del tallo central. Las hojas son palmeadas, pentalobuladas las superiores, trilobuladas las intermedias y acorazonadas con hendidura en la pared basal y borde festoneado las inferiores.El haz presenta color verde oscuro en las hojas más adultas y verde claro en las jóvenes. El envés puede ser verde claro en las variedades de fruto verde, verde amarillento en las de fruto amarillo y de un color granate para las de fruto rojo.
Las flores, axilares, solitarias, pentámeras y con breve pecíolo, son de color blanco-amarillento y con mácula color púrpura o malva en la base de los pétalos. El fruto, erecto y pedunculado, es una cápsula polilocular de forma cónica que puede llegar a alcanzar los 30 cm de longitud y los 3,5 cm de diámetro en su base. Pueden ser asurcados o lisos, con dehiscencia longitudinal en su madurez, de color verde, amarillo o rojo según las variedades. La semilla madura es de color gris oscuro, de forma prácticamente esférica y unos 3 mm de diámetro.[4]
Los frutos se deben cosechar antes de su plena maduración, pues si no, se ponen rápidamente fibrosos y endurecen.
El nombre 'ocra/okra ' parece proceder de la lengua Nvi del Oeste de África, concretamente del vocablo “nkruman” y “okwuru” en lengua igbo de Nigeria. Se usa así, con grafías diversas, en muchos países, entre ellos Argelia, Túnez (en estos dos últimos se emplea también el vocablo “gnawia”/“ganaouia”/“Gnawiya”), Alemania, Estados Unidos - a partir de una variante de Filipinas (“okro”).
El vocablo quingombó, de procedencia también africana - a partir de “ki-ngombo” y sus variantes en la lengua Bantú de Angola, se extendió y deformó en muchas regiones: Rusia, tal cual o como “Gombo”, Portugal y Brasil (“quiabo”), parte de Estados Unidos, Francia, Holanda, Caribe hispano con “quimbombó” o “quingombó”, “chimbombó” o “guingambó" (Venezuela,[5] Cuba, Puerto Rico,...).
El otro nombre muy corriente es bamia, y su variantes ortográfica “bamya”, usado en Grecia, Arabia, Albania, Turquía - donde emplean igualmente el vocablo “lalo” (este último curiosamente usado también en Mauricio...), Bulgaria y Bosnia.
Existen muchos otros nombres más locales, por ejemplo: “m'loukhyya” en Marruecos, “therere” (Chichewa) y “derere” (Tumbuka) en Malaui, “ñajú” en Panamá, “molondrón” en la República Dominicana,[6] el nombre Hindi/Urdu “bhendi”, “bhindi” o “bendai” en India, Pakistán, Bangladés, y a menudo en Gran Bretaña.
En la costa Caribe colombiana, recibe el nombre de “candia” de la palabra kànje en Wolof y sirve como base de un plato conocido como “guiso de candias” el cual es de habitual preparación especialmente en los departamentos de Sucre, Córdoba y Magdalena.[7]
En fin, otros vocablos sin origen y aplicación local particular: guiabo de África,[8] ramturi de la India,[8] ají turco, algalia, angelonia, yerba de culebra, cuerno griego, dedos de señora.
Hay indicaciones que ya en 2000 a. C. los egipcios usaron la planta. Con el comercio atlántico de esclavos la planta llegó al continente americano.[9]
Las semillas maduras, tostadas, pueden utilizarse para preparar un sucedáneo del café, como se hace en Nicoya. El fruto contiene una sustancia mucilaginosa (de textura gelatinosa) útil para espesar sopas y ragús. Se recomienda elegir gombos bien coloreados de menos de 1 dm de largo para que no estén demasiado duros. El gombo se come crudo o cocido y forma parte de los múltiples platos creoles. Se utiliza especialmente en la preparación del calalou o caralcu (en Cayena).
Se combina bien con el tomate, la cebolla, el pimiento, el ñame, así como con el curry, el cilantro, el orégano, el limón y el vinagre. Es una verdura frágil, que se conserva de dos a tres días en el frigorífico en una bolsa de papel.
Ignorado en los restaurantes de Europa, no ocurre lo mismo en América y Oriente Medio, donde su consumo es masivo. Con salsa de tomate, es un plato típico en Grecia.
Hasta finales del siglo XIX era cultivado en Perú donde fue el ingrediente principal del sanguito de ñajú.[3]
[cita requerida] Dada su rica producción de mucílago, es emoliente y pectoral. Para tratar la angina y las afecciones de garganta, un remedio es poner a remojo sus hojas durante una noche en agua hervida conteniendo su mucílago para hacer gargarismos.
Para curar el ántrax (no confundir con el carbunco), puede utilizarse en cataplasmas y, contra el resfriado y la tos, en infusión.
Para tratar las infecciones por estafilococos en las uñas pueden utilizarse, asimismo, cataplasmas con sus hojas y raíces.
De las hojas de esta planta se alimentan las larvas de la mariposa nocturna Acontia nitidula.
Abelmoschus esculentus fue descrita primero por Carlos Linneo como Hibiscus esculentus en 1753 (Species Plantarum, vol, 2, p. 696[2]) e incluida en el género Abelmoschus por Conrad Moench y publicado por él en Methodus Plantas Horti Botanici et Agri Marburgensis : a staminum situ describendi, 2, p. 617 en 1794.[10]
Abelmoschus esculentus es una planta fanerógama tropical de fruto comestible, originaria de África y perteneciente a la familia de las malváceas. Es conocida con los nombres de quimbombó, quingombó, gombo, molondrón, ocra, okra o bamia, candia en Cuba, Venezuela, Colombia y Senegal, en México se le llama también abelmosco y en Perú se le conocía como ñajú.