Los elápidos (Elapidae), también conocidas como proteroglifos, son una familia de serpientes altamente venenosas que habitan en regiones tropicales y subtropicales de todo el mundo. Se caracterizan por poseer colmillos fijos huecos por los que inyectan el veneno. Su tamaño es muy variable, entre 18 centímetros (Drysdalia) hasta 6 metros (Ophiophagus) de longitud.
Algunos de sus miembros más conocidos son las cobras, las serpientes de coral, las mambas y las serpientes marinas.
Exteriormente, los elápidos terrestres son similares a los colúbridos; casi todos tienen cuerpos largos y finos, cabezas cubiertas por grandes escudos y no siempre diferenciadas del cuello, y ojos con pupilas redondas. Además, su comportamiento es, por lo general, bastante activo, y muchas especies son ovíparas.
Las serpientes marinas, que también son elápidos, se han adaptado a la vida marina de diferentes maneras y en varios grados. Sus características pueden incluir cuerpos aplastados lateralmente, colas timón para nadar, la habilidad para excretar sal y dar vida a crías directamente (ovovivíparo). Algunos géneros pueden absorber del agua, a través de la piel, del 10 al 22% del oxígeno que consumen.
Todos los elápidos tienen un par de colmillos huecos que usan para inyectar veneno desde unas glándulas situadas en la parte posterior de las mandíbulas superiores. Cada uno de estos colmillos está situado en la parte anterior de la boca en un hueso maxilar inmóvil. Cuando la boca se cierra, los colmillos quedan fijados en huecos preparados para ello en el suelo de la boca. Debido a esta estructura, los elápidos deben morder a sus víctimas para envenenarlas, por lo que esta acción no es tan rápida como la de las víboras, que pueden envenenar a sus víctimas con un solo movimiento.
Todos los elápidos son venenosos, y muchos son potencialmente mortales para el ser humano. Los elápidos usan su veneno tanto para atacar a sus presas como en defensa propia. La mayoría de los elápidos tienen venenos neurotóxicos, considerados más peligrosos que la mayor parte de los venenos proteolíticos de las víboras (Viperidae). Las serpientes más venenosas del mundo se encuentran en esta familia: la terrestre Oxyuranus microlepidotus y la marina Enhydrina schistosa.[1]
La tabla inferior muestra una lista de todos los géneros de elápidos, y ninguna subfamilia. En el pasado, se reconocían varias subfamilias de elápidos, como Elapinae, Hydrophiinae (serpientes marinas), Micrurinae (serpientes de coral), Acanthophiinae (elápidos australianos) y Laticaudinae. Actualmente, ninguna de estas subfamilias está universalmente reconocida. Parece cierto que, en algún momento, la familia de los elápidos se separó, pero todavía hay un gran número de asuntos sin resolver sobre este tema.
Se reconocen los siguientes:
(*) No se incluye la subespecie nominal (forma típica).
Además, se han reconocido los siguientes según The Reptile Database:[2]
Los elápidos (Elapidae), también conocidas como proteroglifos, son una familia de serpientes altamente venenosas que habitan en regiones tropicales y subtropicales de todo el mundo. Se caracterizan por poseer colmillos fijos huecos por los que inyectan el veneno. Su tamaño es muy variable, entre 18 centímetros (Drysdalia) hasta 6 metros (Ophiophagus) de longitud.
Algunos de sus miembros más conocidos son las cobras, las serpientes de coral, las mambas y las serpientes marinas.